Consentimiento es placer: cómo pedirlo, cómo darlo y cómo vivirlo en tus relaciones
¿Alguna vez sentiste que dijiste “sí” cuando querías decir “no”? ¿O que algo “se dio” sin que te sintieras realmente cómoda/o/e? Hablemos claro: el consentimiento no mata el deseo. Lo enciende. Es una forma de decir: “quiero esto, contigo, ahora, y lo elijo libremente.”
¿Qué es el consentimiento?
Es un acuerdo claro, entusiasta, libre y reversible entre personas para compartir algo: un beso, una caricia, una palabra, una fantasía, un juego, una relación completa.
Consentir no es solo “no decir que no”.
Es afirmar con gusto que algo te apetece. Y también sentirte con libertad de cambiar de opinión en cualquier momento.
¿Por qué es importante hablar de consentimiento en el placer?
Porque sin consentimiento, no hay disfrute real. Hay incomodidad, presión o incluso daño.
Y porque el consentimiento no es algo que se da “una vez al inicio”.
Es un diálogo continuo, que cambia según el momento, la energía, la conexión y el cuerpo.
Además, practicar el consentimiento puede ser erótico, íntimo y profundamente excitante.
5 claves para practicar el consentimiento en tus relaciones:
- Pide, no supongas
No importa si llevas años con esa persona o si apenas están explorando: pregunta siempre.
¿Te gusta esto? ¿Quieres seguir? ¿Te hace sentir bien?
- Observa el cuerpo
El consentimiento no siempre es verbal.
Aprende a leer el lenguaje corporal, los gestos, las pausas.
Si hay duda: pregunta otra vez.
- No te ofendas si te dicen “no”
Un “no” no es rechazo. Es cuidado.
Y es mejor un “no” honesto que un “sí” incómodo.
- El consentimiento puede ser sexy
Decir: “¿puedo hacerte esto?”, “quiero esto contigo” o “¿te gustaría que…?” puede subir la temperatura más que lanzarse sin preguntar.
- Es reversible, SIEMPRE
Puedes decir “sí” al inicio y “ya no” después.
Nadie te debe el placer. Nadie te lo tiene que cobrar.
Y tú tampoco.
Consentir no apaga el deseo. Lo hace más seguro, más claro, más libre… y mucho más rico.
El consentimiento es amor propio, es respeto mutuo, y sí: es uno de los ingredientes más calientes del placer consciente.
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